Saludos de los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC)

La cuestión del Partido es de suma relevancia y es inseparable del resto de asuntos que hoy deben estar en la agenda de los marxistas-leninistas. La concepción leninista del Partido surge de una pregunta muy concreta: ¿qué tipo de organización es necesaria para hacer triunfar la Revolución proletaria y comenzar la construcción del socialismo-comunismo tras el derrocamiento del poder burgués?
Dentro del movimiento comunista internacional nos encontramos hoy con quienes, denominándose partidos comunistas, son incapaces no ya sólo de contestar a la pregunta, sino de formularse la pregunta misma. Cuando la estrategia política de los partidos pasa de ser la toma revolucionaria del poder a ser la gestión del Estado capitalista, de forma consecuente la concepción de la herramienta organizativa necesaria para alcanzar el objetivo estratégico cambia.
Cuando no se pretende organizar la Revolución ni derrocar el capitalismo, el partido de nuevo tipo no sólo se convierte en innecesario, sino en un obstáculo que hay que eliminar procediendo a su transformación en otra cosa, haciéndolo mutar y transformándolo en una organización socialdemócrata, centrada en la confrontación electoral y que pierde su naturaleza clasista al desaparecer su presencia organizada de los centros de trabajo.
Nuestra experiencia en la lucha contra el eurocomunismo arroja enseñanzas muy claras en ese sentido. Como sabéis, el Partido Comunista de España tuvo un papel muy relevante en la Guerra Nacional Revolucionaria desarrollada entre 1936 y 1939. Era un Partido organizado sobre la concepción leninista, que cumplía con las 21 condiciones establecidas en su momento por la Komintern y que desarrolló su trabajo político en condiciones muy difíciles a lo largo de su historia hasta que, tras la victoria fascista, tuvo que pasar a la clandestinidad y cuyos dirigentes sufrieron exilio o una durísima represión durante el régimen de Franco.
En tales condiciones, los debates que se comienzan a producir en el movimiento comunista internacional a partir de la derrota del nazi-fascismo no se dan en España en las mismas condiciones que en otros países europeos, pero sí cristalizan en la reunión del Comité Central del PCE que, en abril de 1976, se celebra en Roma y que decide modificar la estructura del Partido, eliminando las células de las empresas y priorizando la creación de agrupaciones en los lugares de residencia.
Por supuesto, estas decisiones adoptadas en el Pleno de Roma no surgieron de la nada. Eran fruto de una concepción general sobre el papel y las tareas de los partidos comunistas, de la renuncia al objetivo revolucionario y de adaptación organizativa para la lucha principalmente en el terreno electoral de la democracia burguesa. Recomiendo la lectura del artículo “del eurocomunismo al oportunismo de nuestros días”, publicado en la Revista Comunista Internacional nº 2, para conocer mejor el análisis sobre las causas del surgimiento del eurocomunismo y de cómo se vinculó muy estrechamente con el triunfo de las posiciones revisionistas y oportunistas en el XX Congreso del PCUS.
A partir del pleno de Roma de 1976, el abandono del leninismo supuso en España grandes debates y rupturas en el seno del PCE, que dieron lugar a la creación de distintos partidos que, en su mayoría, se unieron en 1984 bajo la denominación PCPE, recuperando el programa del movimiento comunista anterior al triunfo del eurocomunismo pero sin realizar una reflexión real y sin extraer conclusiones sobre cómo había triunfado el eurocomunismo en el seno del PCE.
Así, el cáncer eurocomunista se reprodujo en el PCPE, llegando a la situación en que el Partido era formalmente marxista-leninista, formalmente centralista democrático, pero en la práctica era un partido que toleraba las fracciones, que no abordaba políticamente los problemas internos y en el que no existía ni se fomentaba la unidad ideológica en torno al marxismo-leninismo, sino que se hacían esfuerzos incluso por importar teorías ajenas al socialismo científico. La lucha por la recuperación de las características leninista del Partido desembocó finalmente en la creación del PCTE en el proceso entre 2017 y 2019.
La necesidad de contar con un Partido Comunista que recogiese en España el testigo del PCE histórico, de la Sección Española de la Internacional Comunista, organizado como partido de nuevo tipo y capaz de recuperar y hacer valer el centralismo democrático, la unidad político-ideológica y la presencia activa en los lugares donde se desarrolla a diario la lucha de clases, fue la motivación esencial de la creación del PCTE y la tarea en la que estamos inmersos en estos momentos.
En nuestro caso, camaradas, no existió ninguna duda sobre la necesidad de organizarnos como Partido, fundamentalmente porque siempre fuimos Partido y porque las bases político-ideológicas estaban claras después de un proceso de varios años en el que fueron clarificándose diversos debates que estaban pendientes en el movimiento comunista español: el carácter socialista de la revolución en España, la caracterización del imperialismo como fase del capitalismo y no como política exterior de las potencias capitalistas, el carácter de clase del Estado y las bases de la política de alianzas de la clase obrera para la toma del poder. En nuestro Congreso de 2017 establecimos con carácter prioritario el “giro obrero”, entendido como punto de inflexión de una política interclasista llevada a cabo por los partidos comunistas hasta el momento y como el relanzamiento del Partido al trabajo en los centros de trabajo.
Ahora estamos preparando nuestro Congreso, que será en noviembre, definiendo nuestro Manifiesto-Programa, que desarrolla las tesis aprobadas en 2017 y que profundiza en nuestra propuesta socialista-comunista para España.
Esperamos que nuestra experiencia y nuestro trabajo sean útiles para ustedes. Muchas gracias.
Inés Isasi, CJC